martes, 1 de marzo de 2022

El Espejo....Relato Corto

 


El Espejo

 

   Dos guerreros y un sabio iban camino por los bosques de Willard, disfrazados de fugitivos de la justicia, para enfrentar a la Druida Elga, quien tenia embrujado el pueblo de Salem, y para ello, debían quitarle a la hechicera, la llave de un portal. 

    Dicho portal mantenía al pueblo en otra realidad diferente, donde mujeres niños y ancianos eran atracados, en las noches, por duendes y demonios. Sus planes eran entrar a la cueva de la Druida, como simples prófugos para saber su porvenir y luego atraparla.

Druida: Sean bienvenidos..¿Que desean?

Guerrero 1: Como veras, estamos huyendo de la justicia, por lo tanto, necesitamos  hacerte tres consultas uno a uno, para saber nuestro porvenir.

Druida: Adelante, se cuales son sus intenciones. Solo les daré tres oportunidades para que puedan derrotarme, y es dependiendo de la pregunta de sus consultas...Si logro descubrirles sus debilidades con mis respuestas, serán devorados por sus propios demonios. En caso contrario, que lo dudo, les entregare las llaves. Pues como verán les acabo de descubrir sus disfraces. Intentaron probar si era en realidad una Druida, más sin embargo, haremos el reto muy interesante.

Guerrero 1: Existe algo mas poderoso que una espada?

Druida: Si...y es la Verdad….

Guerrero 2: Como puedo ser más valiente?

Druida: Quítate la armadura del ego..

Sabio: ¿Que es la sabiduría?

Druida: Es conocerse uno mismo…

Sabio: ¿Estas segura que te conoces tu misma?

Druida: Si..estoy segura de ello....¿a caso tu no te conoces?

    El sabio saca un espejo de su mochila

Sabio: Ves este espejo...¿Realmente el espejo sigue existiendo si no te reflejas en ella?

    La Druida se acerca al espejo y de pronto empieza a gritar y a llorar.....Elga nunca se había visto en un espejo...

    Derrotada la Druida, le entrego al sabio la llave del portal devolviendo la paz al pueblo de Salem.

Moraleja: No debemos olvidar que lo que el espejo nos ofrece no es otra cosa que la imagen más fiel y al mismo tiempo más extraña de nuestra propia realidad.



Autor: Fernando Gil

 

 


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